viernes, 13 de agosto de 2010

EL EVANGELIO DE SAN MATEO

EL EVANGELIO DE SAN MATEO, UN PUENTE ENTRE LO ANTIGUO Y LO NUEVO. ¿Por qué comenzar con una lista de nombres?

“Dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Mateo 1:21

En los cuatrocientos años previos al advenimiento de Jesús, nada nuevo le había sido agregado a la Biblia. Los profetas habían caído en silencio por casi 400 años. Durante estos siglos, los imperios del Medio Oriente habían surgido y sucumbido uno tras otro y la pequeña nación de Israel había sufrido bajo el dominio de grandes potencias tales como Grecia y Roma.

Y entonces sucedió algo trascendental. Nació un niño – un niño diferente de todos los que habían nacido antes que él. Al presentar a este niño, que con pasar del tiempo se convertiría en el hombre Jesús, el Evangelio según San Mateo inaugura una sección completamente nueva en la Biblia: el Nuevo Testamento.

Mateo da a conocer su intención desde sus primeras palabras. Vincula la llegada de Jesús con la línea histórica del Antiguo Testamento. Jesús era judío, aclara Mateo, era “hijo de Abraham”. Y no sólo era judío, sino que también era rey, hijo de David. De allí en adelante, Mateo se aboca a la tarea de fundamentar una afirmación audaz: este Jesús, que viene del humilde pueblo de Nazaret, es el mismísimo “Mesías”, el libertador prometido en el Antiguo Testamento. (Cristo es la traducción griega de la palabra hebrea “Mesías”).

El árbol genealógico de Jesús
Todo el mundo – y muy especialmente el pueblo judío – había estado esperando ansiosamente la llegada del Mesías. Se suponía que su advenimiento cambiaría todo el curso de la historia del mundo. Pero ¿podría este hijo de carpintero ser el rey tan largamente esperado? Es precisamente para responder esta pregunta que Mateo comienza con una genealogía.

Las genealogías – largas listas de nombres – rara vez llegan a interesar a quienes no estén directamente implicados. Pero para los que lo están, dichas listas distan de ser monótonas.

Preste atención como un autor moderno describe lo que se siente al oír recitar una antigua genealogía: “Existe una expresión denominada el momento cumbre; se trata de un momento que, desde el punto de vista emotivo, nunca más se volverá a alcanzar la vida. Yo viví el mío aquel primer día en la aldea de Juffure, en el África Occidental… se me erizó la piel…”. Así rememora Alex Haley, autor de Raíces, el día en que oyó por primera vez, de labios de un anciano narrador, el relato de la captura del joven Kunta Kinte por parte de unos traficantes de esclavos en 1.752.

La importancia de las raíces
Los antepasados de Haley descendían en forma directa de ese nativo africano capturado en una pequeña aldea de Gambia. Y el día en que Haley oyó al buen anciano recitar: “Y fulano tomó por esposa a Fulana, y engendró a Zutano”, el último eslabón de la cadena familiar cerró en su lugar. Raíces narra la historia que comenzó con dicha conexión.

Algo similar sucede con el Evangelio de Mateo. No comienza con el nacimiento de Jesús, sino que retrocede hacia el pasado en búsqueda de sus raíces. Si Jesús es realmente el Mesías, sus antepasados deben cumplimentar los requisitos de tal alegación. Como todo estudiante de historia sabe, los reyes no se autoproclaman reyes, sino que deben pertenecer al linaje real. Mateo traza la estirpe de Jesús hasta llegar al padre de la raza judía, Abraham – el primero en recibir la promesa del Mesías – y luego hasta el gran rey de los hebreos, David.

Vínculos con el Antiguo Testamento
Tras registrar el linaje de Jesús, Mateo narra la historia de Jesús en la tierra. Al hacerlo, se fundamenta una y otra vez en el antiguo testamento, citándolo con mayor frecuencia que cualquier otro escritor del Nuevo Testamento. (Preste atención a frases tales como: “Para que se cumpliera lo dicho por los profetas”).

Podemos decir entonces que el primer libro del Nuevo Testamento se presenta ante nosotros como el evangelio que vincula cosas, que sirve de eslabón entre lo antiguo y lo nuevo. Mateo comienza buscando las raíces de Jesús, pero establece también el contraste entre Jesús y la imagen que los judíos tenían del Mesías. Jesús, el rey, puso fin a miles de años de ansiosa espera. Pero vino a establecer un tipo de reinado totalmente inédito – un reinado distinto del que todos esperaban, el vino a instaurar Su Reino.

“Libro de la genealogía de Jesucristo; hijo de David, hijo de Abraham”. Mateo 1:1

¡Les Bendigo!

1 comentario:

  1. buen plagio de la Biblia devocional de estudio de la liga Biblica publicado desde 1991 hasta 2001, por lo menos deberías citar la fuente antes de enviar una bendición a tus seguidores.

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